La verdad no sé que hago por aquí. Debería estar con la cabeza metida entre estadísticas de población, pero el sonido de la lluvia, de los truenos, y el fresco aroma de la tierra húmeda pueden llegar a ser más inspiradores de lo que esperaba.
Hacía mucho que no escribía nada. Viví, aprendí, y experimenté millones de situaciones y emociones en muy poco tiempo, tal vez por eso es que no he tenido media hora tranquila para volcarlo todo con las letras.
Tampoco sé por dónde empezar, ni con qué terminar, solo sé que la ventana abierta frente a mi y el sonido de las gotas que caen sobre el pavimento, me inspira demasiado.
Miro a través de la noche oscura y siento un deja vú. Pero esta vez, no es del todo cierto. No es como los deja vú que solía tener hasta hace no mucho tiempo. Sí, es como un recuerdo repetido en la realidad, pero esta vez, no me siento triste.
Cuando estaba llena de dolor, solo cuando veía la lluvia caer, me dejaba relajar un poco la mente y el alma. Ahora no es así, ahora la lluvia me relaja, pero dentro de mi me inunda, justo como el agua sobre el asfalto, una enorme alegría y satisfacción.
Superar situaciones pésimas, aprender, seguir adelante, encontrar lo que realmente te hace feliz. Cosas que supongo, hay gente que tiene la fortuna de vivir, y gente que no. Agradezco a quien sea que creó la vida, ser una de las personas con el privilegio de haber aprendido, caminado,
encontrado la felicidad.
Desde que estás aquí, todo se siente mucho más hermoso
y mientras permanezcas aquí, te lo seguiré recordando.
